En ella se analiza como la convergencia de los avances tecnológicos y los modelos de negocio van a hacer posible que el coste de la energía se reduzca fuertemente, de manera que se podrá hablar de una revolución energética, es decir una transformación radical o disrupción que va a afectar a varios sectores, en especial al del transporte.
El profesor Tony Seba pronostica que en el año 2.030 prácticamente el 100% de la energía mundial será de origen solar, y en consecuencia el 95% del transporte será autónomo, eléctrico y a demanda.
Según sus predicciones ya a partir del 2.021 el precio del petróleo empezará a bajar como consecuencia de una reducción importante de la demanda ocasionada porque la mayoría del transporte será eléctrico. Esta caída de los precios con toda probabilidad alterará la geoestrategia mundial, por lo que puede generar inestabilidad en distintas regiones que no podrán producir a precios bajos.
Aunque se espera resistencia de los poderes económicos establecidos porque se tambalea la actual estructura económico-industrial, el cambio va a producirse porque el coste del transporte eléctrico, autónomo y a demanda va a ser 10 veces menor al coste actual del transporte.
China se configura como la economía que liderará el siglo XXI, dado que invierte en tecnología y dominará la generación renovable de energía y la industria del transporte.